El tradicional boliche bailable “Ladrillo Disco” de Realicó cerró sus puertas después de 25 años de permanencia en el norte provincial. Padres de algunos de los adolescentes y jóvenes que asistían al local relataron que la medida adoptada por los actuales dueños del sitio sería por las grandes presiones de las autoridades provinciales y las nuevas reglamentaciones para el acceso de menores. Varias personas se quedaron sin trabajo.
El emblemático boliche fue el lugar de salida a bailar de miles de adolescentes, jóvenes y adultos de Realicó y de varias localidades del norte provincial, del sur cordobés y hasta del oeste bonaerense.
El viernes los jóvenes realiquenses viajaron al boliche de Huinca Renancó, Córdoba, mientras que el sábado viajaron a Villa Huidobro, donde las medidas en relación a los adolescentes son más flexibles. También algunos padres de los concurrentes al local nocturno relataron que los remises para el traslado de los chicos no alcanzaron.
Desde hace más de cuatro décadas Realicó siempre contó con locales bailables y con una importante movida nocturna donde más de 2 mil personas llegaban desde distintas ciudades del centro del país como General Villegas, General Pico, Eduardo Castex, de la provincia de San Luis, sur de Córdoba, entre tantas otras para disfrutar de la noche.
Este fin de semana a la madrugada el pueblo parecía un desierto. Ayer, alrededor de las 3 de la madrugada, pocas mesas de los bares estaban ocupadas. Un operativo policial se llevó a cabo en la avenida Mullally, pero durante varias horas muy pocos rodados circulaban por el pueblo.
El emblemático boliche fue el lugar de salida a bailar de miles de adolescentes, jóvenes y adultos de Realicó y de varias localidades del norte provincial, del sur cordobés y hasta del oeste bonaerense.
El viernes los jóvenes realiquenses viajaron al boliche de Huinca Renancó, Córdoba, mientras que el sábado viajaron a Villa Huidobro, donde las medidas en relación a los adolescentes son más flexibles. También algunos padres de los concurrentes al local nocturno relataron que los remises para el traslado de los chicos no alcanzaron.
Desde hace más de cuatro décadas Realicó siempre contó con locales bailables y con una importante movida nocturna donde más de 2 mil personas llegaban desde distintas ciudades del centro del país como General Villegas, General Pico, Eduardo Castex, de la provincia de San Luis, sur de Córdoba, entre tantas otras para disfrutar de la noche.
Este fin de semana a la madrugada el pueblo parecía un desierto. Ayer, alrededor de las 3 de la madrugada, pocas mesas de los bares estaban ocupadas. Un operativo policial se llevó a cabo en la avenida Mullally, pero durante varias horas muy pocos rodados circulaban por el pueblo.
La Foto: El pasado sábado pasada las 3 de la madrugada
Carta de un joven.
En diálogo con esta corresponsalía un joven se refirió al tema nocturnidad. Se preguntó: “¿Qué hice yo mal?”.
“Durante época de clase me levanto muy temprano de lunes a viernes para concurrir al colegio, salgo de clases, voy a mi casa a almorzar, a las apuradas, porque tengo que volver a los talleres. Luego voy a jugar al fútbol, regreso a casa, me baño, ceno, estudio y a dormir”, indicó.
“Los fines de semana, y ahora que estoy de vacaciones, me levanto más tarde, pero no estoy todo el día sin hacer nada; ayudo a mis padres a cortando el césped, limpio la pileta, riego las plantas, porque como estudié durante todo el año no me llevo ninguna materia, es más tengo uno de los mejores promedios”, agregó.
“No entiendo por qué, cuando fui al polideportivo municipal para recibir la primavera de picnic con mis compañeros me revisaron como si fuera un delincuente peligroso. Ahora si quiero ir al boliche, tengo que llevar una autorización de mis padres. ¿Qué hice mal?”, reflexionó.
“En el artículo 14 de la Constitución Nacional, la que tuvimos que estudiar, se refiere a varios derechos, entre ellos: a entrar, permanecer, transitar libremente. Yo salgo para reunirme con mis amigos, me divierto, hablar con ellos de diferentes temas, bailamos, nos reírnos juntos. ¿Está mal eso? ¿Por qué mis padres me tienen que firmar un permiso? Cuando fui a votar, no llevé ningún permiso y estaba eligiendo a quienes nos gobiernan. Quisiera que alguien me explique por qué, qué hice mal”.
Esta reflexión surgió luego que las autoridades policiales hace más de una semana informaron que los menores de entre 16 y 17 años tienen que tener un permiso firmado por los padres para ingresar a los locales bailables o para viajar a otras localidades los fines de semana para bailar.
“Durante época de clase me levanto muy temprano de lunes a viernes para concurrir al colegio, salgo de clases, voy a mi casa a almorzar, a las apuradas, porque tengo que volver a los talleres. Luego voy a jugar al fútbol, regreso a casa, me baño, ceno, estudio y a dormir”, indicó.
“Los fines de semana, y ahora que estoy de vacaciones, me levanto más tarde, pero no estoy todo el día sin hacer nada; ayudo a mis padres a cortando el césped, limpio la pileta, riego las plantas, porque como estudié durante todo el año no me llevo ninguna materia, es más tengo uno de los mejores promedios”, agregó.
“No entiendo por qué, cuando fui al polideportivo municipal para recibir la primavera de picnic con mis compañeros me revisaron como si fuera un delincuente peligroso. Ahora si quiero ir al boliche, tengo que llevar una autorización de mis padres. ¿Qué hice mal?”, reflexionó.
“En el artículo 14 de la Constitución Nacional, la que tuvimos que estudiar, se refiere a varios derechos, entre ellos: a entrar, permanecer, transitar libremente. Yo salgo para reunirme con mis amigos, me divierto, hablar con ellos de diferentes temas, bailamos, nos reírnos juntos. ¿Está mal eso? ¿Por qué mis padres me tienen que firmar un permiso? Cuando fui a votar, no llevé ningún permiso y estaba eligiendo a quienes nos gobiernan. Quisiera que alguien me explique por qué, qué hice mal”.
Esta reflexión surgió luego que las autoridades policiales hace más de una semana informaron que los menores de entre 16 y 17 años tienen que tener un permiso firmado por los padres para ingresar a los locales bailables o para viajar a otras localidades los fines de semana para bailar.
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